sábado, 26 de septiembre de 2015

Cósmico por Raúl Zorrilla Flores, basado en un ejercicio del taller PEC del Claustro de Sor Juana, en la clase de David Miklós,mismo quien de viva voz sugiere el inicio del texto hasta la primera línea. "hoy es lunes miro el reloj y son las ocho veintidos de la noche o del día"...lo demás es alegoría nocturna cósmica. Raúl Zorrilla Flores. Hoy no es lunes, no miro el reloj y no son las ocho veintidós de la noche; no sé que hora es. Todo oscuro. Me despierto, giro la mirada hacia la ventana y me encuentro reflejado. Mirada incierta adornada de luces que vienen a esta mi imagen desde el exterior. ¿Qué son estas luces en mi reflejo?, ¿Qué tantos objetos lumínicos juegan con éste y la mirada propia en la ventana? ¿Estrellas? ¿Son las ordinarias farolas transformadas en ojos cósmicos? El frío es casi visible y las naranjas amarillentas farolas alcanzan a alumbrar lo necesario para no ofender la noche y las sombras; sombras metálicas que desafían a los que morámos dentro de éstas nuestras arquitecturas, que tan fríamente nos salvaguardan al fin. Oscuridad y frío autoritarios casi absolutos que nos invitan, nos obligan, al salir, a deambular buscando el calor físico, al acercarnos desconocidamente unos contra otros, sin rumbo, vagando en los infinitos abiertos de nuestras mentes gélidamente adormecidas. Arquitecturas que obedecen a nuestros animados desdibujos. Al cúmulo de nuestras decisiones. A la nebulosa-espesa sobre posición infinita de nuestros juicios. Que al final nos agolpan en las inmensas oscuridades inmediatas que moran entre la almohada, mi sopor y el infinito sugerir profundo-negro-indescifrable de la mente. Y morando una de éstas arquitecturas ( que paradójicamente como aquel evento de Schrödinger y su gato, donde las leyes de la materia y el espacio tiempo se colapsan para dar paso a un nuevo orden simultáneo, imposible a nuestra mirada cotidiana que no corresponde a lo que mis decisiones han dictado,)hago de mí , de mi escencia del Ser, en medio,una vez mas, de la percepción inhumana del frío absoluto-metálico alrededor. Y es éste frío ajeno a la mente, lo que me reconforta: Porque el frío del Universo profundo ya no es un mito, un misterio lejano de concluir; pesebre de todas nuestras posibilidades ahora; pero es oscuro, como la lejanía fotónica de nuestros ojos y la luz de los extraños objetos lumínicos que juegan con el reflejo de mi mirada en la ventana. ¿Estrellas? ¿Son las ordinarias farolas transformadas en ojos cósmicos? Al contacto de la almohada con nuestra mente soñando; soñando mas allá del Universo. FIN.

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