martes, 17 de enero de 2012

El Gimnasio Azteca. Por Raúl Zorrilla F.

Alcanzo a percibir el olor de la humedad en la mochila, una mezcla de alcanfor con piel y hule, sudor y algo salobre, pero sano, de gran vitalidad, molesto para el olfato pero renaciente para el alma, ¡saludable¡
Salgo a la calle, a la vuelta está el Gimnasio Azteca, en la zona de Cuajimalpa -Huixquilucan, en el Barrio de San Fernando, barrio marginado pero lleno de jóvenes con aspiraciones deportivas y con la íntima vanidad de lograr historias en el campo amateur y profesional ,liderado por el gran Goyo Vargas Jr. Campeón mundial de peso mosca y superpluma. Inmediatamente al llegar al gimnasio se aprecian las pinturas prehispánicas que hacen alusión a los orígenes del campeón y de la gente que concurre, múltiples costales y peras, guantes, caretas, manoplas, vendas, artículos que rayan en la memoria de los instrumentos de tortura... ¡y es que eso son¡, ¡breves juguetes de tortura¡ que acrecentarán la fuerza y la velocidad del practicante, según aporten de sí mismos a la disciplina.
El Campeón me recibe, lo saludo de mano. Es una persona de talla media, pelo negro lacio como bruce lee (¿alguna relación fenotípica con el artista marcial?) manos enjutas y gruesas pero chicas de dedos, nudillos deformes, lo más curioso, su mirada, compleja, de gran sagacidad, dinámica y graciosa, él lo ha visto todo o casi todo, siempre de ropa deportiva lujosa de primera línea. No pasan ni diez minutos cuando a un novato que pide informes le muestra su álbum de palmarés, fotos con Pacquiao, con Don King, con los cinturones de las organizaciones que lo reconocieron, fotos con Floyd Mayweather y el comentario de la pelea que sostuvo el mismo Mayweather en Las Vegas en el año 2000 y el vídeo en “you tube” que lo acredita, Gregorio Vargas Jr. un campeón de los buenos, de los promedio, me refiero a que es un Campeón Promedio, inalcanzable para los demás, para todos los demás mortales.
Goyo te indica cómo empezar, cómo vendarte…¡corre cien vueltas y vienes¡…empiezas a dudar de ti mismo, su complexión mediana te hace reconvenir en que la fuerza física y el tamaño no son todo, se requiere corazón. Después te enfrenta a ti mismo contra tu sombra, los movimientos primordiales, jab, cross, hook, fly, side, step, wave…una ola de conceptos que sabes, de antemano, podrían salvar tu vida. Sigue el entrenamiento, tiempos infinitos de cinco minutos, golpe tras golpe, combinaciones que te hacen sentir como un espástico narcotizado al no poder lograr lo que el Campeón te indica, pasa el tiempo, veinte minutos, ahora tomas agua, no la tragas , la escupes para evitar el dolor de caballo, seguimos. Te untan petrolato en el rostro, te ubican un protector bucal y te enjaretan el casco protector: ¡sube con él¡ te indica el Campeón- señalando a otro compañero bañado en sudor que te mira fijamente-. Inicia el sparring, se acerca el oponente, tira jab, jab, jab, retrocedes, te enconchas y el Campeón te grita: ¡sal de ahí¡ ¡muévete¡, en ese momento te preguntas que haces en ese lugar ¡ Te haces a un lado y recibes golpes en la naríz y la boca, respondes con algunos golpes y después de huir por todo el ring termina el combate con un silbatazo del entrenador Campeón.
Bajas sólo y solo para entregarte de nuevo a los costales…¡serán tu vida éstos costales¡-te dice el Campeón Goyo Vargas, serán los hermanos de los aplausos que logres si es que tienes corazón para hacerlo.
Gregorio Vargas Jr. Campeón superpluma del mundo y retador de grandes leyendas como Floyd Mayweather y Manny Pacquiao